domingo, 17 de marzo de 2019

Troncojohnnies

A cosas así me refería cuando di mi (inútil) opinión respecto a lo que comunmente viene a llamarse aborto. ¿Debería ser "obligatorio" dar a luz salga lo que salga como proclaman en sus soflamas los provida? Con todos los avances a Marzo del 2019, resulta una temeridad alumbrar a seres deformes, especialmente para ellos mismos.
Otra cosa, MUY diferente, directamente en las antípodas, es que tengas la mala fortuna de que en tu vida normal te caiga una enfermedad jodida o tengas un penoso accidente (qué coño voy a decir yo al respecto, ¿eh?).

Y es que, ejemplarizando, cuando te pones ciega de farlopa durante tu embarazo es muy probable que te toque criar un tronco. Aunque, ya se sabe, en este mundo tan anormal y tan lleno de falso buenrrollismo, donde se marca a fuego el bien y el mal, nadie va a tener los santos cojones de levantar la voz contra estas atrocidades (el gilipollas de Espada lo hizo... y, pum, linchamiento).

Pero lo que me ocupa la estúpida entrada de hoy es exclusivamente el tema estético y/o televisivo, es decir, hasta qué punto podemos considerar las actividades que realizan estas personas como algo a lo que asistir sin extraña y eufemística perplejidad:



Resulta imposible describir algo así. O sea, definamos "Kárate".
Bien, ¿es "Kárate" eso que vemos? ¿Es un acto de pura compasión social? ¿Qué cojones es?

Estéticamente resulta grotesco. Un puto desastre. Ojo, no discuto el mérito del protagonista, faltaría más.
Lo que es absolutamente patente es que al karateca este le da igual tener el cinturón negro o el cinturón violeta... Al fin y al cabo el daño (o así) que puede hacer un tronco es únicamente de esta forma:



Terrorífico.
Pones en una balanza a un pitbull y al tipo este y no sé quién de los dos tiene la dentellada más furibunda. Tremendo el ataque.

Para limar asperezas veamos un documento más jocoso:



Ciertamente parece un salmonete recién pescado en plena desesperación respiratoria.
Aunque para salmonetes, estos:



(Manda cojones, ya lo siento, pero mira cómo coño se llama el de la calle 1... Joder, joder... Juro que ha sido una puta casualidad)

Insisto, ojo, que quede clarito, son personas increíblemente admirables. No puedo más que quitarme el sombrero... Especialmente con esto, con el mundo paralímpico. Deportistas impresionantes, muy por encima de los que vienen siendo atletas completos, de cuerpo y mente sin taras. Perrrrr, como espectáculo televisivo es algo grotesco, se mire por donde se mire. Además, hecha la ley paralímpica, hecha la trampa:




Ya ves, el segundo tío más alto del mundo abusando del personal... Gana siempre, en todo lo que compite... Un timo, pero, ¿qué hacer al respecto?

Aquí entraríamos de cabeza en los gigantes, un tema (real y/o ficticio) que me ha apasionado desde que era un renacuajo... Quizás otro día..... 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Comparar la payasada que dijo el subnormal de arcada con que efectivamente sea ridículo como espectáculo creo que puede ser maniqueo y se comparan dos conceptos completamente distintos.

Anónimo dijo...

tu emperas y yo burzumeo

Anónimo dijo...

sí, estoy de acuerdo con lo último

Sunwell Crag dijo...

Yo empiño y tú burmosteas

Anónimo dijo...

Tú mosempas y yo piñbursto