Utilizando una premisa mínima se completa una película ínfima.
El choque estructural y/o argumental, premeditado y horroroso, entre un plano secuencia inicial interminable y el resto del metraje, (mal)montado a base de imágenes digitalizadas rayando lo nauseabundo, resulta lo de lo más irritante.
Pero lo verdaderamente sangrante es comprobar hasta qué punto ciertos actorcillos creen ser auténticos ventrílocuos. Esta basurilla es el perfecto ejemplo de la antidicción imperante en el cine español actual.
Para rematar el insufrible artefacto, todo, todo está impregnado de un hipsterismo repugnante, desde la planificación, la música empleada y la ambientación, hasta el más mínimo detalle físico-vital de los protagonistas.
Infumable.
1/10
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