Una camarera, no sé sabe a santo de qué, decide convertirse en boxeadora pasada la treintena. Para ello contará con la ayuda de un anciano manager y de su amigo, antiguo púgil.
Clint Eastwood es un personaje harto asombroso. capaz de lo mejor, pero también de lo peor. Sin embargo, tiene algo con lo que muy poquitos cuentan a día de hoy: respeto. Se le permite todo. Y todo lo que toca es considerado como grandioso. Pero, siendo un amante de su extensa filmografía, ya sea delante o detrás de las cámaras, en esta ocasión tengo que decir que la cosa no es para tanto. Película muy sobrevalorada.
La historia es de telefilme. Sin más. Los actores están fantásticos, pero algunos personajes son de mear y no echar gota. Aún así la peli entretiene... hasta el último y lamentable último tercio; cinco minutos habrían bastado para contar lo que él hace en cuarenta. Busca la conmoción sencilla y torpe.
Eso sí, este tío sabe hacer cine; sabe dotarlo de atemporalidad, y con eso me basta para admirarlo. Y Hillary Swank cae demasiado bien.
6/10
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